martes, 2 de marzo de 2010

Un viaje para recordar

El pasado sábado a la noche partí rumbo a la aventura que estuve planeando y organizando desde hace un mes atrás... un viaje a Aspen, Glenwood Springs y Colorado Springs, acompañado de un grupo de amigos del seasonal staff de la YMCA: Diana (paraguaya), Jed (americano), Juan (argentino-paraguayo) y Conti (chilena).

Inicialmente, el plan era irnos entre 14 personas, pero poco a poco, las personas fueron desertando y finalmente quedamos un número excelente para disfrutar juntos del recorrido: 5.

El objetivo, en principio, era Aspen, y secundariamente Colorado Springs. Pero como conseguimos un hostel barato en Glenwood Springs, una ciudad que está cerca de Aspen, nos quedamos allí y pasamos más tiempo en ese lugar que en Aspen, debido a que era más accesible en todo sentido.

Así que el sábado a la noche llegamos a Glenwood Springs, paseamos, recorrimos. El domingo fuimos a Aspen a pasar la mañana y la siesta, volvimos a Glenwood y fuimos a Glenwood Cavern Adventure Park, para recorrer cavernas, subirnos en teleférico a las montañas y participar de los juegos de aventura alrededor de las altas montañas, con una vista única y privilegiada.

Luego de descansar, nos fuimos a cenar pasta en un restaurant de comida italiana, lo que dio un toque más especial aún a nuestra estadía en ese pequeño pero mágico pueblo.

Al día siguiente, lunes 1 de marzo, participamos un poco retardados rumbo a nuestro último destino: Colorado Springs, pero finalmente llegamos a hora para conocer la Academia de la Fuerza Aérea y el indescriptible parque de rocas "Garden of the Gods", para luego ir a disfrutar de una riquísima merienda en Starbucks Coffee.

El grupo de personas hizo al viaje más inolvidable e interesante, pues al ser pocos y todos amigos, la pasamos muy bien.

Vale decir que en los trayectos Estes Park-Glenwood Springs, Glenwood Springs-Colorado Springs y Colorado Springs-Estes Park, me tocó manejar el auto de Jef - "Sandy", por trayectos de 2 horas aproximadamente, lo cual hizo que la aventura y la emoción fueran mayores. Lo hice bien, a pesar de estar nervioso, creo yo... jaja... mucho miedo tuve, pero al menos todos salimos ilesos.

Y así, el lunes a la medianoche, estuvimos de regreso en Estes Park, tras haber contemplado aún más las maravillas de la hermosa creación de Dios en Colorado, Estados Unidos.

Creo que esta es una de esas experiencias que uno nunca olvida en la vida, un viaje para recordar, una aventura inolvidable.