jueves, 28 de abril de 2011

David Wilkerson, siervo de Dios

En un día como hoy, no puedo dejar de recordar a uno de los hombres de Dios que más marcó mi vida, a un hombre de Dios con mayúsculas, esforzado, valiente, apasionado, que jugó su vida por el Evangelio y por la obra de Jesús, con el amor que solo Dios puede poner en un corazón. A un hombre tajante y firme, de cuya boca siempre salía espada de dos filos. A quién otro podría estar refiriéndome, más que al queridísimo DAVID WILKERSON, quien ayer finalmente pasó a la eternidad, al encuentro perpetuo con su Amado Salvador.

David Wilkerson fue un hombre conforme al corazón, que nunca se dejó intimidar por el temor para callar la Palabra del Señor. Su amor y su compromiso a Dios lo motivaron a seguir sin reservas las directivas del Espíritu Santos para salvar almas para Cristo, por predicar la Palabra al costo que sea. Las adversidades nunca pudieron detener el ímpetu de este corazón apasionado y bravo por Jesús.

David Wilkerson era un amigo con Jesús. La incisividad de sus mensajes era el reflejo de la profundidad de su comunión con Dios. Su voz quebrada al dar los mensajes era el espejo de ese corazón quebrantado y que temblaba ante la Palabra de Dios, que prefería hablar antes que callar y ser consumido por dentro, que aunque lo que tenía para decir no siempre era dulce para el oído, prefería la aprobación de Dios ante que del hombre.

David Wilkerson sabía quién era Dios y entendía los tiempos. Sus palabras eran un desafío - incómodo muchas veces - en medio de una generación indiferente, apática, en medio del pecado que abunda, en medio de la tibieza, en medio del confort.

La iglesia que fundó en Nueva York, Times Square Church se encontraba en el centro mismo de la metrópoli, rodeada de la mundanalidad, pero como atalaya y testimonio vivo de que hubo un testigo de Jesús en medio de la inmundicia, que habló y no calló la palabra de verdad.

Su mirada penetrante de águila revelaba el testimonio de su vida santa y consagrada al Señor.

Sus libros "La visión", "La cruz y el puñal" y sus mensajes publicados en Internet constituyen un verdadero tesoro para el pueblo cristiano de estos tiempos, y la señal de que Dios habló en este tiempo y buscó (y sigue buscando) siervos y siervas que le respondan.

David Wilkerson estuvo en Paraguay en el 2005 y estuve presente para escuchcarlo, así como cuando visité su iglesia en Nueva York. De aquella visita a Paraguay, durante el Seminario "Renovando nuestra pasión por Cristo", me es imposible olvidar sus sabias palabras, que parafraseando, las transcribo:

"El día que yo esté delante de la presencia de Dios, Él no me va a preguntar cuántas iglesias fundé o cuántas almas gané o a cuántas prediqué. Solo sé que cuando esté delante de Él, me dirá: David, TE CONOZCO Y SÉ QUE ME CONOCÉS" (I know you and I know you know me).

Este gran siervo pasó ayer del campo de juego (donde todavía nos toca seguir) a las gradas de quienes nos antecedieron y motivan desde el cielo con su ejemplo.

Desde ayer, la Nube de Testigos tiene el privilegio de tener entre sus miembros a un auténtico amigo de Jesús, David Wilkerson.

Que su ejemplo siga, que su legado permanezca, motive, inspire e impulse, como lo hizo durante su precioso peregrinar entre nosotros.


DAVID WILKERSON
1931-2011