martes, 10 de abril de 2012

Valor agregado

El ser humano es un ser esencialmente social, creado para relacionarse con sus semejantes. Y en este proceso de relacionamiento con otras personas, muchos pueden pasar de largo y otros pueden dejar una secuela, positiva o negativa, de corto o de largo plazo.

Si miramos el ejemplo de Jesús, vemos que en los tres años y medio de su ministerio terrenal, impactó la vida de muchísimas personas, con hechos y también con palabras. La Biblia nos llama a seguir sus pisadas y a edificarnos mutuamente. Todo lo que es la vida cristiana implica interacción con otras personas, y en ese proceso inevitable y maravilloso de la vida, estamos llamados a no pasar de largo, sino a dejar un legado que logre que dejar en las personas un cambio, una diferencia, algo que las edifique y no las deje iguales.

Es lo que yo llamaría el “valor agregado”, aquello que a raíz de habernos conocido, hace que la otra persona haya crecido aunque sea un poco, que la enriquece interiormente, que la hace más madura, o le acerca más a Cristo, o le permite ver las situaciones de la vida desde una nueva perspectiva.

No es el propósito de Dios que pasemos de largo en este peregrinaje, sino que – entre tantas otras cosas – su propósito también es que nos edifiquemos mutuamente, que nuestra sal no pierda su sabor, que bendigamos a los demás y transmitamos gracia a quienes comparten con nosotros la aventura de la vida, de modo a ser sembradores de ese “valor agregado” en nuestros próximos.

Pero para poder hacerlos, tenemos que ser portadores de ese “valor agregado”. Para dar, primero hay que poseer. Por eso, te animo a que no seas una persona ordinaria, no vivas la vida con indiferencia o superficialidad, sino sé siempre alguien que tiene algo valioso para dar o compartir. Busca que tus temas de conversación sean relevantes, que tus ideales no se queden en palabras sino pasen a la acción, que los problemas te inspiren a buscar soluciones y, sobre todo, que el amor de Dios fluya a través de todo lo que vivas. Este es el mayor “valor agregado” que puedas canalizar.