The Rocky Mountains are still there by my side
I cannot but remember how beautiful they are
My mind is surrounded by their charm
They are exactly as when I met them
Unique and special, majestic but distant too
Further as strong as my feelings
More than even before
I am still longing for you
As my dreams keep in the same direction
My silent is louder that the words I spoke once
I tried to forget your memory
I walk around the desert, I've been drawn into older lands
I tried the bitter sweet taste of unknown experiences
I looked at the moon and stars from different places
But traveling so far couldn’t make me forget what I wanted once
101 seems random, it is still new but reminds me about old memories.
Rockies, I can see you from an different place
I am not the same this time but you are
That's what only matters and all what I care about
Looking forward to meet you again, and not for a season
I wish to lose myself into your undescribable paths
I need to discover what is hidden in the middle of you
Show me the way to reach you
I refuse to take you as lost
Life showed me many times that it might not happen
Reflexiones de mi vida
sábado, 14 de octubre de 2017
miércoles, 29 de mayo de 2013
BOGOTA LANDSCAPE
Grey sky
I look out onto the terrace
and while walking in the streets
Mist hides the beauty
Of the world around me
Many thoughts
Mountains remind me of Colorado
Where trees and hills were baithed by sunlight
But this green
Everything here I see is dull
Almost pathetic in this overcast day
Now everything is different
As am I
As am I
That was a different season
Here, days are all the same
Everything is gray
Here, in the Bogota landscape
Just wondering...
How is one to forget
Memories of colored mountains
No longer existing in my present life
Shooting stars
That is what they are
That is what they are
My reality is Colombia
Bitter and Cold grey
Much like a friendship
I'm still dreaming with Longs Peak's love
Thank you Monserrate
but you don't need to be corteous
I don't expect your kindness
In the end, we'll say goodbye
As I did with the Rockies
And now everything is different
As am I
As am I
I look out onto the terrace
and while walking in the streets
Mist hides the beauty
Of the world around me
Many thoughts
Mountains remind me of Colorado
Where trees and hills were baithed by sunlight
But this green
Everything here I see is dull
Almost pathetic in this overcast day
Now everything is different
As am I
As am I
That was a different season
Here, days are all the same
Everything is gray
Here, in the Bogota landscape
Just wondering...
How is one to forget
Memories of colored mountains
No longer existing in my present life
Shooting stars
That is what they are
That is what they are
My reality is Colombia
Bitter and Cold grey
Much like a friendship
I'm still dreaming with Longs Peak's love
Thank you Monserrate
but you don't need to be corteous
I don't expect your kindness
In the end, we'll say goodbye
As I did with the Rockies
And now everything is different
As am I
As am I
martes, 10 de abril de 2012
Valor agregado
El ser humano es un ser esencialmente social, creado para relacionarse con sus semejantes. Y en este proceso de relacionamiento con otras personas, muchos pueden pasar de largo y otros pueden dejar una secuela, positiva o negativa, de corto o de largo plazo.
Si miramos el ejemplo de Jesús, vemos que en los tres años y medio de su ministerio terrenal, impactó la vida de muchísimas personas, con hechos y también con palabras. La Biblia nos llama a seguir sus pisadas y a edificarnos mutuamente. Todo lo que es la vida cristiana implica interacción con otras personas, y en ese proceso inevitable y maravilloso de la vida, estamos llamados a no pasar de largo, sino a dejar un legado que logre que dejar en las personas un cambio, una diferencia, algo que las edifique y no las deje iguales.
Es lo que yo llamaría el “valor agregado”, aquello que a raíz de habernos conocido, hace que la otra persona haya crecido aunque sea un poco, que la enriquece interiormente, que la hace más madura, o le acerca más a Cristo, o le permite ver las situaciones de la vida desde una nueva perspectiva.
No es el propósito de Dios que pasemos de largo en este peregrinaje, sino que – entre tantas otras cosas – su propósito también es que nos edifiquemos mutuamente, que nuestra sal no pierda su sabor, que bendigamos a los demás y transmitamos gracia a quienes comparten con nosotros la aventura de la vida, de modo a ser sembradores de ese “valor agregado” en nuestros próximos.
Pero para poder hacerlos, tenemos que ser portadores de ese “valor agregado”. Para dar, primero hay que poseer. Por eso, te animo a que no seas una persona ordinaria, no vivas la vida con indiferencia o superficialidad, sino sé siempre alguien que tiene algo valioso para dar o compartir. Busca que tus temas de conversación sean relevantes, que tus ideales no se queden en palabras sino pasen a la acción, que los problemas te inspiren a buscar soluciones y, sobre todo, que el amor de Dios fluya a través de todo lo que vivas. Este es el mayor “valor agregado” que puedas canalizar.
Si miramos el ejemplo de Jesús, vemos que en los tres años y medio de su ministerio terrenal, impactó la vida de muchísimas personas, con hechos y también con palabras. La Biblia nos llama a seguir sus pisadas y a edificarnos mutuamente. Todo lo que es la vida cristiana implica interacción con otras personas, y en ese proceso inevitable y maravilloso de la vida, estamos llamados a no pasar de largo, sino a dejar un legado que logre que dejar en las personas un cambio, una diferencia, algo que las edifique y no las deje iguales.
Es lo que yo llamaría el “valor agregado”, aquello que a raíz de habernos conocido, hace que la otra persona haya crecido aunque sea un poco, que la enriquece interiormente, que la hace más madura, o le acerca más a Cristo, o le permite ver las situaciones de la vida desde una nueva perspectiva.
No es el propósito de Dios que pasemos de largo en este peregrinaje, sino que – entre tantas otras cosas – su propósito también es que nos edifiquemos mutuamente, que nuestra sal no pierda su sabor, que bendigamos a los demás y transmitamos gracia a quienes comparten con nosotros la aventura de la vida, de modo a ser sembradores de ese “valor agregado” en nuestros próximos.
Pero para poder hacerlos, tenemos que ser portadores de ese “valor agregado”. Para dar, primero hay que poseer. Por eso, te animo a que no seas una persona ordinaria, no vivas la vida con indiferencia o superficialidad, sino sé siempre alguien que tiene algo valioso para dar o compartir. Busca que tus temas de conversación sean relevantes, que tus ideales no se queden en palabras sino pasen a la acción, que los problemas te inspiren a buscar soluciones y, sobre todo, que el amor de Dios fluya a través de todo lo que vivas. Este es el mayor “valor agregado” que puedas canalizar.
miércoles, 11 de mayo de 2011
EL PARTO DEL FUTURO
En contextos distintos e incluso más trascendentales, a nuestra generación le toca enfrentar un desafío de la misma relevancia de aquellos próceres de la gesta patriótica del 14 y 15 de mayo de 1811, que nos dio hizo independientes como nación.
Es inadmisible negar la deuda histórica que los paraguayos tenemos con nosotros mismos, porque es claro que no llegamos a ser lo que tenemos que ser y generación a generación pasa, casi con indiferencia, sin que haya un vuelco generacional que nos permita direccionarlos hacia la grandeza a la que el Paraguay emancipado en 1811 apuntó.
Los fundadores de nuestra Patria, como consta en la ratificación de nuestra Independencia en 1842, soñaron con una “nación fuerte, populosa, fecunda en recursos y en todos los ramos…”.
Se hace necesario reconstruir el ideal de Nación fuerte que únicamente se puede construir individualmente en el contexto de un esfuerzo mancomunado de toda la familia paraguaya, y significa ese orgullo sano de sentirse paraguayos, no como aspiración personal, sino como un logro nacional.
Paraguay - Nación fuerte, como lo soñaron los pioneros de nuestra Libertad, es una materia aún no aprobada. Paraguay pujante e inclusivo, Paraguay con desarrollo y oportunidades para todos, Paraguay referente y ejemplo entre las naciones, todos estos lemas son estrellas a alcanzar y desafíos que nos deben mantener intranquilos hasta salir del letargo y hacerlo florecer en la Conciencia Nacional.
En los albores de nuestra patria, uno de nuestros predecesores, Juan Andrés Gelly, publicó un libro titulado “El Paraguay, lo que es, lo que fue y lo que será”. Esa concepción necesitamos tener: un horizonte amplio que no se quede en el recuerdo del ayer o en la crítica del hoy, sino tenga en claro la esperanza firme de un futuro, que se construye desde el presente.
Perdimos muchas oportunidades históricas, nos restringimos a lamentar el pasado, y asumimos el presente con indiferencia, sin proyectar un futuro de gloria para nuestro país, tal vez, por la desesperanza de no tener la capacidad de ver más allá de la realidad limitante.
Con los ojos de la fe, podemos cerrar las páginas del pasado doloroso y mirar hacia delante. Necesitamos dar a luz el Paraguay que se viene, el país que es posible, pero que debemos construir.
El parto del futuro es doloroso y sangra, como diría el ilustre poeta paraguayo José Luis Appleyard. Pero si duele y sangra, también es cierto que hay un futuro por alumbrar. Si no nos direccionamos a ello, con la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, perderemos la oportunidad que Dios nos brinda en nuestro peregrinaje por esta tierra, de hacer algo relevante, de cambiar un destino y dejar un legado que trascienda las generaciones, como lo hicieron los próceres de Mayo.
Es doloroso y sangra creer sin ver aún y actuar con una visión de largo plazo, que no se limite a un presente de inercia y supervivencia. Es doloroso y sangra tener esperanzas en expectativas tan altas y perseverar en el sueño a pesar del contraste con lo que ven los ojos naturales. Es doloroso y sangra trabajar por un fin más grande que cada uno de nosotros.
Pero si es doloroso y sangra, así también es valiente y heroico, como aquellos gestores de la Independencia Nacional, quienes se atrevieron a quebrar las cadenas que ataban al país de su tiempo, y hoy nos empujan a despertar de la visión de un país con futuro y esperanza para las generaciones que vendrán.
Y como difícil y lejano que parece, del mismo modo es posible y requiere de nuestra fe y paciencia, de nuestro esfuerzo y trabajo para ir haciéndolo una realidad y una obra que se prolongue en quienes nos sucedan.
Publicado por la Revista SomosUno - Edición Mayo 2011
Es inadmisible negar la deuda histórica que los paraguayos tenemos con nosotros mismos, porque es claro que no llegamos a ser lo que tenemos que ser y generación a generación pasa, casi con indiferencia, sin que haya un vuelco generacional que nos permita direccionarlos hacia la grandeza a la que el Paraguay emancipado en 1811 apuntó.
Los fundadores de nuestra Patria, como consta en la ratificación de nuestra Independencia en 1842, soñaron con una “nación fuerte, populosa, fecunda en recursos y en todos los ramos…”.
Se hace necesario reconstruir el ideal de Nación fuerte que únicamente se puede construir individualmente en el contexto de un esfuerzo mancomunado de toda la familia paraguaya, y significa ese orgullo sano de sentirse paraguayos, no como aspiración personal, sino como un logro nacional.
Paraguay - Nación fuerte, como lo soñaron los pioneros de nuestra Libertad, es una materia aún no aprobada. Paraguay pujante e inclusivo, Paraguay con desarrollo y oportunidades para todos, Paraguay referente y ejemplo entre las naciones, todos estos lemas son estrellas a alcanzar y desafíos que nos deben mantener intranquilos hasta salir del letargo y hacerlo florecer en la Conciencia Nacional.
En los albores de nuestra patria, uno de nuestros predecesores, Juan Andrés Gelly, publicó un libro titulado “El Paraguay, lo que es, lo que fue y lo que será”. Esa concepción necesitamos tener: un horizonte amplio que no se quede en el recuerdo del ayer o en la crítica del hoy, sino tenga en claro la esperanza firme de un futuro, que se construye desde el presente.
Perdimos muchas oportunidades históricas, nos restringimos a lamentar el pasado, y asumimos el presente con indiferencia, sin proyectar un futuro de gloria para nuestro país, tal vez, por la desesperanza de no tener la capacidad de ver más allá de la realidad limitante.
Con los ojos de la fe, podemos cerrar las páginas del pasado doloroso y mirar hacia delante. Necesitamos dar a luz el Paraguay que se viene, el país que es posible, pero que debemos construir.
El parto del futuro es doloroso y sangra, como diría el ilustre poeta paraguayo José Luis Appleyard. Pero si duele y sangra, también es cierto que hay un futuro por alumbrar. Si no nos direccionamos a ello, con la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, perderemos la oportunidad que Dios nos brinda en nuestro peregrinaje por esta tierra, de hacer algo relevante, de cambiar un destino y dejar un legado que trascienda las generaciones, como lo hicieron los próceres de Mayo.
Es doloroso y sangra creer sin ver aún y actuar con una visión de largo plazo, que no se limite a un presente de inercia y supervivencia. Es doloroso y sangra tener esperanzas en expectativas tan altas y perseverar en el sueño a pesar del contraste con lo que ven los ojos naturales. Es doloroso y sangra trabajar por un fin más grande que cada uno de nosotros.
Pero si es doloroso y sangra, así también es valiente y heroico, como aquellos gestores de la Independencia Nacional, quienes se atrevieron a quebrar las cadenas que ataban al país de su tiempo, y hoy nos empujan a despertar de la visión de un país con futuro y esperanza para las generaciones que vendrán.
Y como difícil y lejano que parece, del mismo modo es posible y requiere de nuestra fe y paciencia, de nuestro esfuerzo y trabajo para ir haciéndolo una realidad y una obra que se prolongue en quienes nos sucedan.
Publicado por la Revista SomosUno - Edición Mayo 2011
jueves, 28 de abril de 2011
David Wilkerson, siervo de Dios
En un día como hoy, no puedo dejar de recordar a uno de los hombres de Dios que más marcó mi vida, a un hombre de Dios con mayúsculas, esforzado, valiente, apasionado, que jugó su vida por el Evangelio y por la obra de Jesús, con el amor que solo Dios puede poner en un corazón. A un hombre tajante y firme, de cuya boca siempre salía espada de dos filos. A quién otro podría estar refiriéndome, más que al queridísimo DAVID WILKERSON, quien ayer finalmente pasó a la eternidad, al encuentro perpetuo con su Amado Salvador.
David Wilkerson fue un hombre conforme al corazón, que nunca se dejó intimidar por el temor para callar la Palabra del Señor. Su amor y su compromiso a Dios lo motivaron a seguir sin reservas las directivas del Espíritu Santos para salvar almas para Cristo, por predicar la Palabra al costo que sea. Las adversidades nunca pudieron detener el ímpetu de este corazón apasionado y bravo por Jesús.
David Wilkerson era un amigo con Jesús. La incisividad de sus mensajes era el reflejo de la profundidad de su comunión con Dios. Su voz quebrada al dar los mensajes era el espejo de ese corazón quebrantado y que temblaba ante la Palabra de Dios, que prefería hablar antes que callar y ser consumido por dentro, que aunque lo que tenía para decir no siempre era dulce para el oído, prefería la aprobación de Dios ante que del hombre.
David Wilkerson sabía quién era Dios y entendía los tiempos. Sus palabras eran un desafío - incómodo muchas veces - en medio de una generación indiferente, apática, en medio del pecado que abunda, en medio de la tibieza, en medio del confort.
La iglesia que fundó en Nueva York, Times Square Church se encontraba en el centro mismo de la metrópoli, rodeada de la mundanalidad, pero como atalaya y testimonio vivo de que hubo un testigo de Jesús en medio de la inmundicia, que habló y no calló la palabra de verdad.
Su mirada penetrante de águila revelaba el testimonio de su vida santa y consagrada al Señor.
Sus libros "La visión", "La cruz y el puñal" y sus mensajes publicados en Internet constituyen un verdadero tesoro para el pueblo cristiano de estos tiempos, y la señal de que Dios habló en este tiempo y buscó (y sigue buscando) siervos y siervas que le respondan.
David Wilkerson estuvo en Paraguay en el 2005 y estuve presente para escuchcarlo, así como cuando visité su iglesia en Nueva York. De aquella visita a Paraguay, durante el Seminario "Renovando nuestra pasión por Cristo", me es imposible olvidar sus sabias palabras, que parafraseando, las transcribo:
"El día que yo esté delante de la presencia de Dios, Él no me va a preguntar cuántas iglesias fundé o cuántas almas gané o a cuántas prediqué. Solo sé que cuando esté delante de Él, me dirá: David, TE CONOZCO Y SÉ QUE ME CONOCÉS" (I know you and I know you know me).
Este gran siervo pasó ayer del campo de juego (donde todavía nos toca seguir) a las gradas de quienes nos antecedieron y motivan desde el cielo con su ejemplo.
Desde ayer, la Nube de Testigos tiene el privilegio de tener entre sus miembros a un auténtico amigo de Jesús, David Wilkerson.
Que su ejemplo siga, que su legado permanezca, motive, inspire e impulse, como lo hizo durante su precioso peregrinar entre nosotros.
DAVID WILKERSON
1931-2011
David Wilkerson fue un hombre conforme al corazón, que nunca se dejó intimidar por el temor para callar la Palabra del Señor. Su amor y su compromiso a Dios lo motivaron a seguir sin reservas las directivas del Espíritu Santos para salvar almas para Cristo, por predicar la Palabra al costo que sea. Las adversidades nunca pudieron detener el ímpetu de este corazón apasionado y bravo por Jesús.
David Wilkerson era un amigo con Jesús. La incisividad de sus mensajes era el reflejo de la profundidad de su comunión con Dios. Su voz quebrada al dar los mensajes era el espejo de ese corazón quebrantado y que temblaba ante la Palabra de Dios, que prefería hablar antes que callar y ser consumido por dentro, que aunque lo que tenía para decir no siempre era dulce para el oído, prefería la aprobación de Dios ante que del hombre.
David Wilkerson sabía quién era Dios y entendía los tiempos. Sus palabras eran un desafío - incómodo muchas veces - en medio de una generación indiferente, apática, en medio del pecado que abunda, en medio de la tibieza, en medio del confort.
La iglesia que fundó en Nueva York, Times Square Church se encontraba en el centro mismo de la metrópoli, rodeada de la mundanalidad, pero como atalaya y testimonio vivo de que hubo un testigo de Jesús en medio de la inmundicia, que habló y no calló la palabra de verdad.
Su mirada penetrante de águila revelaba el testimonio de su vida santa y consagrada al Señor.
Sus libros "La visión", "La cruz y el puñal" y sus mensajes publicados en Internet constituyen un verdadero tesoro para el pueblo cristiano de estos tiempos, y la señal de que Dios habló en este tiempo y buscó (y sigue buscando) siervos y siervas que le respondan.
David Wilkerson estuvo en Paraguay en el 2005 y estuve presente para escuchcarlo, así como cuando visité su iglesia en Nueva York. De aquella visita a Paraguay, durante el Seminario "Renovando nuestra pasión por Cristo", me es imposible olvidar sus sabias palabras, que parafraseando, las transcribo:
"El día que yo esté delante de la presencia de Dios, Él no me va a preguntar cuántas iglesias fundé o cuántas almas gané o a cuántas prediqué. Solo sé que cuando esté delante de Él, me dirá: David, TE CONOZCO Y SÉ QUE ME CONOCÉS" (I know you and I know you know me).
Este gran siervo pasó ayer del campo de juego (donde todavía nos toca seguir) a las gradas de quienes nos antecedieron y motivan desde el cielo con su ejemplo.
Desde ayer, la Nube de Testigos tiene el privilegio de tener entre sus miembros a un auténtico amigo de Jesús, David Wilkerson.
Que su ejemplo siga, que su legado permanezca, motive, inspire e impulse, como lo hizo durante su precioso peregrinar entre nosotros.
DAVID WILKERSON
1931-2011
lunes, 28 de junio de 2010
HONRA
Sabemos que debemos honrar a Dios, a nuestros padres, a nuestros líderes y autoridades, a nuestra Patria.
Creemos que honramos a Dios porque vamos a la iglesia y cantamos alabanzas. Creemos que honramos a nuestros padres porque somos obedientes en lo básico. Creemos que honramos a nuestros líderes y autoridades porque acatamos las reglas. Creemos que somos patriotas porque nos gusta ser hinchas de nuestro país en competencias deportivas o haciendo alarde de cosas frente a otros países.
Todas esas cosas están bien, como estaba bien todas las cosas que el joven rico dijo a Jesús que hacía. Pero lo esencial no está en lo que está bien, sino en lo que hace al concepto, a la sustancia.
Estuve buscando las definiciones de la palabra "HONRA" en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y entre los significados que se presentan, me llamó la atención éste:
"Buena opinión y fama, adquirida por la virtud y el mérito".
Analizando esto, puedo entender que una de las mejores maneras de HONRAR a quienes debemos hacerlo es dándoles buena opinión y fama... y eso lo hacemos a través de nuestro testimonio.
En la Biblia, leemos que Jesús dijo:
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos"
(Mateo 5:16)
De este pasaje, podemos extraer ese principio.
Nuestras buenas obras, nuestras actitudes, nuestro testimonio ante la gente hace que el nombre de nuestro Padre Celestial sea honrado. Nuestro testimonio le genera honra.
Esto se aplica a DIOS y a todos a quienes debemos honrar.
Cumplimos el cuarto mandamiento dando un buen testimonio de vida ante los demás, y eso genera honra hacia nuestroa padres, quienes de esa manera solo recibirán elogios por causa de nuestra conducta, y por ende, HONRA.
Nuestros líderes y autoridades recibirán honra al oír de nuestro buen caminar en Cristo y cómo genera un impacto en la vida de las personas.
Nuestro querido país recibirá HONRA cuando sus hijos, sus habitantes, lleven una vida de rectitud e integridad y de esa manera, su nombre pueda limpiarse y enaltecerse entre las naciones.
Teniendo en cuenta la sensibilidad del tema, también vale la pena decir que no somos patriotas ni honramos a nuestro país por el solo hecho de vestir la Albirroja, o de alentar y celebrar a nuestra selección en un Mundial... sino cuando somos dignos hijos del Paraguay que, con nuestro actuar, ponemos en alto la tricolor.
Y, por sobre todo, NUESTRO BUEN DIOS será honrado cuando nuestro diario caminar refleje su amor y presencia en todo lo que hacemos, de manera que cualquiera que nos conozca u observe, pueda ver solamente a EL en nuestras vidas y a través de ello, su Nombre sea glorificado.
LA HONRA no se basa precisamente en pequeños o aislados actos de reconocimiento, o en determinadas fechas del año.
Es un constante estilo de vida que refleja de dónde provenimos y muestre la gloria de quien está detrás de nosotros, dentro de nosotros.
Sí, al ver las personas el obrar de Dios en nosotros, podrán glorificar Su Nombre.
Eso es dar buena fama.
Eso es HONRA.
Creemos que honramos a Dios porque vamos a la iglesia y cantamos alabanzas. Creemos que honramos a nuestros padres porque somos obedientes en lo básico. Creemos que honramos a nuestros líderes y autoridades porque acatamos las reglas. Creemos que somos patriotas porque nos gusta ser hinchas de nuestro país en competencias deportivas o haciendo alarde de cosas frente a otros países.
Todas esas cosas están bien, como estaba bien todas las cosas que el joven rico dijo a Jesús que hacía. Pero lo esencial no está en lo que está bien, sino en lo que hace al concepto, a la sustancia.
Estuve buscando las definiciones de la palabra "HONRA" en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y entre los significados que se presentan, me llamó la atención éste:
"Buena opinión y fama, adquirida por la virtud y el mérito".
Analizando esto, puedo entender que una de las mejores maneras de HONRAR a quienes debemos hacerlo es dándoles buena opinión y fama... y eso lo hacemos a través de nuestro testimonio.
En la Biblia, leemos que Jesús dijo:
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos"
(Mateo 5:16)
De este pasaje, podemos extraer ese principio.
Nuestras buenas obras, nuestras actitudes, nuestro testimonio ante la gente hace que el nombre de nuestro Padre Celestial sea honrado. Nuestro testimonio le genera honra.
Esto se aplica a DIOS y a todos a quienes debemos honrar.
Cumplimos el cuarto mandamiento dando un buen testimonio de vida ante los demás, y eso genera honra hacia nuestroa padres, quienes de esa manera solo recibirán elogios por causa de nuestra conducta, y por ende, HONRA.
Nuestros líderes y autoridades recibirán honra al oír de nuestro buen caminar en Cristo y cómo genera un impacto en la vida de las personas.
Nuestro querido país recibirá HONRA cuando sus hijos, sus habitantes, lleven una vida de rectitud e integridad y de esa manera, su nombre pueda limpiarse y enaltecerse entre las naciones.
Teniendo en cuenta la sensibilidad del tema, también vale la pena decir que no somos patriotas ni honramos a nuestro país por el solo hecho de vestir la Albirroja, o de alentar y celebrar a nuestra selección en un Mundial... sino cuando somos dignos hijos del Paraguay que, con nuestro actuar, ponemos en alto la tricolor.
Y, por sobre todo, NUESTRO BUEN DIOS será honrado cuando nuestro diario caminar refleje su amor y presencia en todo lo que hacemos, de manera que cualquiera que nos conozca u observe, pueda ver solamente a EL en nuestras vidas y a través de ello, su Nombre sea glorificado.
LA HONRA no se basa precisamente en pequeños o aislados actos de reconocimiento, o en determinadas fechas del año.
Es un constante estilo de vida que refleja de dónde provenimos y muestre la gloria de quien está detrás de nosotros, dentro de nosotros.
Sí, al ver las personas el obrar de Dios en nosotros, podrán glorificar Su Nombre.
Eso es dar buena fama.
Eso es HONRA.
martes, 27 de abril de 2010
De regreso a la vida cotidiana
El 17 de abril, a la noche, pisé de vuelta, el suelo paraguayo tras cuatro meses de ausencia. Si bien ya sentía la ansiedad de volver durante los últimos días en Estados Unidos, me generó un shock emocional estar de vuelta en mi país, regresar a la vida cotidiana.
La vida de "turista", por llamarla así, que estuve llevando en Estados Unidos se convirtió ya es costumbre para mí. Dicen que un hábito toma 30 días en consolidarse. Yo estuve 121 días en EE. UU., es decir, me adapté a un estilo de vida distinto.
Volver a casa y adaptarme a lo que era y es mi vida aquí me sigue costando mucho.
Siento que acá todo es distinto. Me cuesta aceptar que las cosas no funcionen aquí con la misma eficiencia que allá. Me cuesta aceptar que tengo que pertenecer a algo, cuando que estando allá, me sentía tan libre, que no era de nadie, sino podía volar a donde me lleve el viento, por expresarlo de una manera. Desarrollé de vuelta un sentido tan amplio de mi libertad, de poder irme de un lugar para otro, sin que nadie esté pendiente de mí... y no puedo negar, me encantó. Me gustó no ser de nadie, solo de Dios. Me gustó no pertenecer a ningún lugar, sino ser un aventurero de la vida.
Aquí no puedo ser así. Aquí pertenezco a una familia, a un grupo, a una sociedad, a un país. Aquí vivo con mi familia, hay reglas de convivencia que cumplir. Aquí tengo que ser la persona que siempre fui... y cuesta volver a ello cuando ya te habías desacostumbrado a esa situación.
A una semana y media de haber vuelto, todavía me siento raro y lentamente voy adaptándome a lo que es mi vida cotidiana. Estoy tratando de ponerme al día con la Facultad, viendo qué voy a hacer con mi vida laboral, pidiéndole a Dios que me abra puertas, y encomendándome a su voluntad.
La vida de "turista", por llamarla así, que estuve llevando en Estados Unidos se convirtió ya es costumbre para mí. Dicen que un hábito toma 30 días en consolidarse. Yo estuve 121 días en EE. UU., es decir, me adapté a un estilo de vida distinto.
Volver a casa y adaptarme a lo que era y es mi vida aquí me sigue costando mucho.
Siento que acá todo es distinto. Me cuesta aceptar que las cosas no funcionen aquí con la misma eficiencia que allá. Me cuesta aceptar que tengo que pertenecer a algo, cuando que estando allá, me sentía tan libre, que no era de nadie, sino podía volar a donde me lleve el viento, por expresarlo de una manera. Desarrollé de vuelta un sentido tan amplio de mi libertad, de poder irme de un lugar para otro, sin que nadie esté pendiente de mí... y no puedo negar, me encantó. Me gustó no ser de nadie, solo de Dios. Me gustó no pertenecer a ningún lugar, sino ser un aventurero de la vida.
Aquí no puedo ser así. Aquí pertenezco a una familia, a un grupo, a una sociedad, a un país. Aquí vivo con mi familia, hay reglas de convivencia que cumplir. Aquí tengo que ser la persona que siempre fui... y cuesta volver a ello cuando ya te habías desacostumbrado a esa situación.
A una semana y media de haber vuelto, todavía me siento raro y lentamente voy adaptándome a lo que es mi vida cotidiana. Estoy tratando de ponerme al día con la Facultad, viendo qué voy a hacer con mi vida laboral, pidiéndole a Dios que me abra puertas, y encomendándome a su voluntad.
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