jueves, 22 de enero de 2009

Es urgente tomar decisiones para guardar la santidad

Aparentemente, este tipo de situaciones me está empezando a tocar cada vez más de cerca. Me dolió y lo sentí profundamente debido a que esto le ocurrió a uno de mis amigos más cercanos, y ante la imposibilidad de retornar hacia atrás en el tiempo, me permito hacer unas reflexiones al respecto, como un intento de pensar sobre la situación y dar los consejos y conclusiones a los que llego después de este triste episodio, con el fin de exhortarnos, como jovenes, a guardar la santidad y la pureza en el área sexual.

Conversando con un amiga, llegamos a la conclusión de que, en ciertos momentos, somos bestias que no piensan y que, antes de creernos nosotros mismos los fuertes, debemos ser concientes de nuestra debilidad y guardarnos de la tentación.
Ante el pecado, el silencio es el mejor aliado del diablo - me decía ella. Sï, es cierto. cuando pecás y no tenés un amigo, líder, mentor, pastor, etc. a quien recurrir, lo que ocurre es que entrás en una bola de nieve de pecado, de la cual llegás a perder el control en un momento dado.

No juegues con el pecado, con tus debilidades, ni creas que tenés el control para superarlas. La Biblia nos dice: "El que esté firme, mire que no caiga" (1 Corintios 10:12) y también, que no debemos tener confianza en la carne (Filipenses 3:3). Cuando, siendo concientes de que somos vulnerables por estar físicamente en la carne todavía, suponemos que tenemos madurez espiritual para enfrentar situacines de vulnerabilidad en cuanto a tentaciones, ESTAMOS EN PELIGRO.

La guerra contra el pecado debe ser absoluta. No podemos consentirlo como cristianos, y me incluyo, porque también sé que soy humano y débil. La Biblia nos exhorta a que el débil diga: "¡FUERTE SOY!". Sí, es cierto, pero en el Padrenuestro, nos enseña a pedirle a Dios que no nos deje caer en tentación.

Las mejores decisiones que podés tomar en cuanto al pecado son las PREVIAS al momento en que se está al borde del precipicio. Debemos tener en claro qué limites nos ponemos, con anterioridad a exponernos a las situaciones problemática. Solamente de esa manera, y con la auxilio de nuestro ayudador el Espíritu Santo, tendremos la fortaleza suficiente para vencer a la tentación y el pecado.
Este tema NO puede ser tomado con relativismo, porque la Biblia es clara en cuanto a que DIOS ABORRECE EL PECADO y SIN SANTIDAD NADIE VERÁ A DIOS (Hebreos 12:14).

Algo importante de resaltar en este momento es la no indiferencia hacia las situaciones que en sí mismas no son el pecado, pero son predecesoras del mismo. Simplemente, me animaría a decir que esos momentos son el proceso de la caída libre de un cuerpo antes de estrellarse contra el suelo.
Por eso, mucho tiempo antes, se requiere tener decisiones tomadas en cuanto al pecado, la santidad y los límites que nos ponemos.

La libertad que hoy tenemos es maravillosa, quizá mucho mayor que en cualquier otro tiempo de la historia. Pero esa libertad implica una mayor responsabilidad. NO tenemos controles ni cánones como antes. El pecado es aceptado socialmente. Es decir, esa posición de libertad nos coloca ante una mayor vulnerabilidad ante el mismo y requiere de decisiones más firmes y más radicales que nunca antes.

Dios siempre es fiel y justo para perdonarnos y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, cuando le confesamos (1 Juan 1:9). Sin embargo, lo ideal es EVITAR esta situación, abstenernos del error, porque si bien el perdón de Dios es incondicional para nosotros, las consecuencias del pecado permanecen, en la mayoría de los casos.

Por eso, 2 Juan 1:2 dice: "Hijitos, estas cosas os he escrito para que no pequéis. Pero si pecamos, abogado tenemos para con el Padre: a Jesucristo el justo". Este versículo plantea dos alternativas:
1- No pecar.
2- Si pecamos, podemos ser perdonados en Cristo.

Pero esta segunda situación surge solamente ante el fracaso de la primera... vendría a ser un plan B. El plan A es no pecar. Las mayores de las bendiciones está en guardar la santidad y hay cosas que no se recuperan una vez perdidas.

Como compañeros que somos en este camino que es la vida con Jesús, te animo a que guardes la santidad, que le tomes en serio a Dios y que cuando tengas que tomar decisiones para guardar la santidad, no midas los costos y seas frío y radical en ejecutarlas.
Jesús dio todo de sí por nosotros y demanda lo mismo de nuestra parte hacia él. Debemos luchar hasta la sangre combatiendo contra el pecado (Hebreos 12:4)

¡Se demandan actitudes radicales!

Perfeccionemos la santidad en el temor de Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Concuerdo contigo en todo lo que decìs.. y definitivamente lo mas importante es tomar desiciones firmes que precedan a las situaciones de tentación y perseverar en la lectura de la Palabra, para que eso sea lo único que ronde nuestra mente... y nada mas que eso.