viernes, 23 de enero de 2009

Más que simplemente "buenas personas"

Desde ayer, coloqué como mensaje personal del Messenger la siguiente frase:

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Lo que Dios demanda de nosotros va mucho más allá que ser simplemente "buenas personas".

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Surgió luego de una de esas conversaciones telefónicas densas, largas y profundas con una de mis mejores amigas, a raíz de una reflexión de la realidad en la cual me incluyo.

Como cristianos, demasiadas veces nos conformamos con simplemente ser buenas personas: que no hacen ciertas cosas y hacen otras que son buenas, que no dicen ciertas palabras, que no concurren a determinados tipos de lugares, etc. No hay nada de malo en ello, y creo que es un estilo de vida correcto de acuerdo a la Palabra.

Pero si se limita a eso, es insuficiente. Eso no es ser cristianos precisamente.
Ser buenas personas no es sinónimo de ser cristianos, porque de lo contrario, grandes altruistas de la historia diríamos que fueron cristianos, y no lo fueron.

Existe mucha gente en el mundo que no es cristiana y lleva ese estilo de vida de ser "buenas personas". Eso no les da la vida eterna en Cristo.
Nosotros, sin embargo, alegamos que tenemos salvación y que el mismo Cristo vive en nosotros. Y es cierto. Por eso mismo, debemos ser concientes que lo que Dios demanda de nosotros va mucho más allá que ser simplemente "buenas personas".

Ser "buenas personas" en la acepción coloquial tiene que ver un código moral de conducta, no precisamente cristiano por ser bueno.

Lo que Dios demanda de nosotros es que seamos conforme a la imagen de Cristo, que vivamos en obediencia a su Palabra. Al morar su Espíritu Santo en nosotros, somos embajadores de Él en esta tierra y la plenitud de su amor, poder y gloria habita en nosotros.
Nuestras palabras deben ser como las de Dios misma. Nuestro andar diario debe asemejarse al de Cristo. Su amor debe fluir hacia el prójimo. Los dones de su Espíritu Santo deben manifestarse a través de nosotros. La muerte y la enfermedad deben retroceder ante la voz de autoridad de un hijo de Dios. Su voluntad tiene que ser hecha en la tierra como es en el cielo, a través de nuestras vidas. El desamparado debe encontrar abrigo en nosotros y el que perdió las esperanzas debe hallar en nuestras vidas una esperanza superior a la que las circunstancias o el mundo en general pueden ofrecer.

Todo nuestro ser debe ser testigo de que Dios existe, de que Jesús murió y resucitó por nuestros pecados, hoy está sentado a la diestra del Padre y muy pronto vuelve. Nuestro cristianismo NO DEBE pasar desapercibido ni limitarse a una moral y excelencia, sino que todos estos factores deben sumarse en un gran todo, que es la vida en Cristo.

Para ser buenas personas, no precisamente necesitamos ser cristianos.

Para andar conforme a todo lo que la Biblia dice de nosotros, sí necesitamos un poder superior: el de Cristo en nosotros, esperanza de gloria (Colosenses 1:27)

Que nuestra competencia no venga de nosotros mismos, de nuestra moralidad o intelectualidad, sino de Dios mismo (2 Corintios 3:5).

Eso marcará la diferencia. No seamos religiosos. Caminemos como hijos de Dios.

Así que, concluyo repitiendo la frase que gira en mi mente y corazón en los últimos días:

"LO QUE DIOS DEMANDA DE NOSOTROS VA MUCHO MÁS ALLÁ QUE SER SIMPLEMENTE -BUENAS PERSONAS-".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que desafiante! y que cierto. Jesús no solo fue una buena persona, fue mucho mas que eso.. fue el mejor en todo.